La Resurrección es aquel acontecimiento
fundante que nos vincula con el misterio salvífico, María que va camino al
sepulcro es la primera que nos da a conocer dicho misterio, ya en Lucas
capítulo 24 vemos desarrollado el pasaje de la Resurrección, el primer día de
la semana. Le indica que vea sus manos y compruebe que es Cristo mismo, que les
anuncie a todos los discípulos, en el mismo capítulo comprendemos que tras su Resurrección
se les aparece a sus apóstoles, y los motiva a continuar su obra salvífica.
En Resurrección, vemos el cumplimiento de lo
que en la palabra se había estipulado, les prometo que al tercer día
resucitaré, destruyan este templo y al tercer día lo construiré nuevamente.
Jesús Resucitado nos pone de manifiesto el cumplimiento de la palabra de Dios,
convirtiendo para la Iglesia el día más importante, el domingo, el Día de
Señor.
Los padres de la Iglesia defienden esta
verdad de fe, lo estipulan en cada uno de los credos que fueron generándose a
lo largo de los concilios. Evidencia de ello se denota en el concilio de
Vaticano II, que por cuanto por un hombre entro la muerte al mundo así pues por
la Resurrección de Cristo dará la vida eterna. Seremos levantados entre los
muertos en el momento de la parusía de Cristo. Mediante su amor y entrega
incondicional.
Cabe resaltar que este acontecimiento de Resurrección
nos da la esperanza y fortaleza de seguir, de ver las señales del cielo, verlo
asimismo sobre las nubes del cielo. Compartió todo lo bueno de sí, y nos ha
dado de nuevo la vida, que desde Adán se nos fue arrebatada por el pecado. La Resurrección es el evento más fundamental
de nuestra fe, por ella tiene sustento nuestra vida y nuestra historia en la
Iglesia de Dios.
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